Qué es el diagnóstico de color y por qué es clave en una asesoría de imagen personal - MARÍA SOTO
Por María Soto
El: 29/06/2021

Qué es el diagnóstico de color y por qué es clave en una asesoría de imagen personal

El color es un factor que tiene mucho, mucho más peso del que se suele creer a la hora de diseñar y definir la armonía y la impronta comunicacional de la imagen personal. Para elegir la paleta de colores de una persona, debemos tener en cuenta los gustos personales pero, además, la colorimetría natural dada por los tonos de su piel, cabello, cejas y ojos. 

En este artículo repasamos qué es el diagnóstico de color, cuáles son los beneficios de realizarlo y por qué es tan importante a la hora de llevar adelante un proceso exitoso de asesoría en imagen personal.

¿Qué es el análisis o diagnóstico de color?

El diagnóstico de color es una herramienta que se utiliza para determinar qué colores le favorecen más a una persona según su coloracion fisica natural, dada por el tono de su piel, cabello, cejas y ojos. 

Cada persona, debido a la temperatura y contraste de estas características anteriormente mencionadas, tendrá una paleta básica de colores asignada, que es aquella que mejor le sienta de acuerdo a los códigos estéticos de la teoría estacional y a la percepción natural del ojo humano sobre aquello que capta como armonioso.  

El diagnóstico de color no busca hacer coincidir los colores con la personalidad o la forma del cuerpo. Más bien, este proceso consiste en determinar las características de los tres aspectos principales de la coloración natural de una persona (ojos, pelo, y piel) y vincularlos adecuadamente con los tonos de ropa que se visten cerca del rostro a los fines de armonizar sus rasgos logrando equilibrio visual.

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Análisis de color estacional 

El método más utilizado para realizar diagnósticos de color es el análisis de color estacional.

La teoría estacional del color se inspiró en los estudios del artista y colorista Johannes Itten, profesor de la escuela alemana Bauhaus. En sus talleres de pintura, Itten observó que los alumnos realizaban sus mejores obras si seleccionaban ellos mismos los colores y elegían aquellas tonalidades que complementaban su color de ojos, piel y cabello. Luego, la Fashion Academy de los Ángeles fundada en 1972, elaboró y desarrolló más este concepto.

Carole Jackson, alumna de este instituto, tomó esta teoría y la popularizó a través de su libro “Colour me beautiful”. Al adaptar estos conceptos al universo de la estética personal, se obtienen las cuatro paletas estacionales (invierno, verano, otoño y primavera) como guía para la elección de nuestra vestimenta, maquillaje, accesorios y coloración para el cabello.

Esencialmente, este análisis propone que dependiendo de la temperatura fría o cálida de nuestros colores físicos dados por la piel, cabello y ojos, y de qué tan homogéneos o contrastados sean entre sí dichos colores, las personas podemos pertenecer a una de las 4 estaciones del color mencionadas arriba: invierno, verano, otoño o primavera.

Así, los asesores de imagen tomamos (de manera metafórica) las estaciones del año y sus colores como referencia, ya que cada una de ellas tiene una paleta de tonos muy característicos y preestablecidos naturalmente que se condicen con los diferentes tonos físicos de las personas: la nieve blanca, las hojas amarillas y marrones en otoño, el pasto y las hojas verdes en verano, las flores multicolores en primavera. 

Es importante dejar en claro que el diagnóstico de color sirve para filtrar los colores que vestimos cerca del rostro. ¿Por qué? Porque el color de las prendas que van cerca de la cara afectan la luminosidad del rostro y los ojos. La luz se refleja hacia arriba creando resultados favorecedores, o por el contrario, proyectando sombras y opacando. Existe toda una gama de colores que nos hacen ver pálidos, mientras otra nos armoniza, realza nuestras facciones y permite proyectar una imagen vital y saludable.

“Todos emitimos juicios inmediatos y subconscientes sobre las personas, situaciones o productos con los que nos encontramos durante los primeros 90 segundos de interacción, y entre el 62% y 90% de dicho juicio se basa únicamente en el color”.

CCICOLOR
diagnostico de color maría soto

Para qué sirve el diagnóstico de color

Ordena el guardarropa

La mayoría de las personas que buscan una asesoría en imagen lo hacen porque, entre otras cosas, tienen demasiadas prendas y accesorios y aún así no logran armar atuendos que las hagan sentirse bien, a gusto y con estilo. 

En estos casos, los guardarropas suelen estar repletos de colores de diferentes temperaturas y matices, y eso es algo que, a la hora de armar looks que armonicen con nuestra paleta o coloración natural, nos juega totalmente en contra, porque hay prendas que sentimos que “no van” (nos amarillentan, empalidecen o hacen ver agrisados) y no logramos entender por qué. 

Comprar es más rápido, barato y sencillo

Cuando conocemos los colores que van con nuestra colorimetría natural, consecuentemente sabemos qué tonos o matices es preferible que elijamos a la hora de incorporar nuevas prendas y accesorios en torno al rostro. 

Reducir la cantidad de colores “disponibles” a la hora de comprar resulta en tomar decisiones más acertadas y rápidas (basadas en un análisis previo), en mayor disfrute (y menos estrés) a la hora de comprar, y en el máximo aprovechamiento de todas las prendas que compremos (pues todo combinará entre sí), por lo que las futuras inversiones serán, en la mayoría de los casos, estratégicas. 

Ahorra tiempo

Puede que, para el día a día, el gran beneficio para muchos/as sea reducir la cantidad de decisiones que debemos tomar a la hora de vestirnos para salir al mundo. 

Si sabemos qué colores armonizan con nuestra coloración natural y cómo se combinan entre sí, evitaremos perder tanto tiempo entre la duda y la incertidumbre que se presenta a la hora de armar atuendos sin tener ningún tipo de conocimiento sobre qué forma utilizar los colores para que nos sienten lo mejor posible. 

Mejora la apariencia

Los colores discordantes con nuestra colorimetría natural pueden distorsionar cómo nos vemos: quitar o sumar palidez, opacar la mirada o iluminarla, resaltar ojeras y líneas de expresión o suavizarlas, agregarnos o quitarnos peso, remarcar o suavizar línea de mandíbula y mentón, por ejemplo… 

Saber qué matices de los colores y en cuáles prendas nos ayudará a crear atuendos armoniosos y estéticos, por lo que nuestra imagen se verá más fresca, luminosa y saludable, ¡incluso si estamos en uno de nuestros peores días!

El ojo humano naturalmente busca la armonía visual, por lo que cuando más armonía logremos en nuestros atuendos en cuanto al uso del color cercano al rostro (factor decisivo para realzar nuestra belleza natural y crear looks), mejor nos veremos.

Despierta la autenticidad

Cuando algo falla en la imagen que nos devuelve el espejo, sentimos que “hay algo” que no nos representa en lo que vemos, que esa persona que está ahí fuera no es, exactamente, quienes somos por dentro. El color afecta muchísimo la percepción que tenemos -y tienen los otros- de nuestra imagen integral, por lo que saber cuáles van mejor con nosotros nos dará armonía visual y libertad para combinar y vestirnos como deseamos. 

Saber qué tonos y colores nos corresponden no nos limita, muy por el contrario: nos conecta con un aspecto central de nuestra naturaleza y nos ayuda a proyectar nuestra esencia al mundo exterior realzando nuestra belleza natural

Además, podemos ¡por fin! decirle chau al negro y blanco por ser la única opción segura que conocíamos hasta ahora. 

En conclusión

Descubrir cuál es la paleta personal de colores va mucho más allá del objetivo de causar una buena impresión; se trata, esencialmente, de ayudarnos a resaltar nuestra belleza natural a la vez que facilitarnos la tarea de vestirnos consciente y coherentemente con quienes somos en forma armoniosa.

Y si te encontrás un tanto perdida en cuanto a cómo combinar colores, te recomiendo que descargues mi guía gratuita sobre colores y estampas para empezar a verte -y sentirte- mejor. 

¡Hasta la próxima!

María