Mujeres políticas y la masculinización del vestir

“Durante mucho tiempo, la feminidad ha sido sinónimo de frivolidad, pero eso no es así en absoluto. La feminidad es parte de ser una mujer. Esto (la ropa) es parte de mi identidad para preservar mi feminidad.”

Rachida Dati

La presencia de mujeres en política es una realidad. Pero la imagen del poder fue creada por y para el hombre, y en este sentido, el uniforme político responde a cánones del vestuario masculino. Las mujeres que han elegido la función pública, han encontrado dos formas de abordar esta cuestión: llevar un atuendo masculino para mezclarse con sus compañeros o reivindicar el vestuario femenino. “Se puede liderar de una manera distinta sin necesidad de ponerse bigotes o de meterse en unos pantalones. Yo me los puse y me los sigo poniendo, pero me refiero a que las mujeres no estamos obligadas a seguir los códigos masculinos para demostrar de lo que somos capaces”, analizó Michelle Bachelet sobre este tema ya en su rol de directora ejecutiva de ONU – Mujeres [1].

En el caso de las mujeres del espectro político argentino, su construcción estética muestra variantes signadas por atuendos muy masculinos, desprolijos o barrocos. Destaco que hablo de atuendos y no de estilo porque considero que ninguna se percata del poder que tiene su imagen como herramienta de comunicación personal y soporte de su personalidad, valores, ideas y plataforma política.

Si queres leer la nota completa, te invito a visitar mi columna en el diario “El Economista”: https://www.eleconomista.com.ar/2019-08-mujeres-politicas-y-la-masculinizacion-del-vestir/

María

[1] “Michelle Bachelet en lucha por la mitad de la humanidad”, Yo Donna, 28 de mayo de 2011.