Cómo vestirnos para trabajar en el mundo pospandemia
El coronavirus ha cambiado el mundo; las cosas ya no serán tal y como las conocíamos. La manera de vincularnos y movernos en ámbitos profesionales ha sufrido sus propios cambios y modificaciones, y eso, inevitablemente, impacta en la vestimenta que se elige para construir nuestra presencia y habitar estos espacios.
En este artículo analizamos qué ha cambiado realmente en cuanto a la vestimenta profesional y qué detalles o conceptos han tomado y seguirán tomando fuerza desde este 2020 y hacia adelante.
El contexto
15 años atrás, el entorno laboral estaba muy claro: era eminentemente corporativo, donde el traje resolvía todo. Desde hace ya unos años, podemos desarrollarnos profesionalmente en otros ámbitos, proceso que se aceleró sobremanera con la pandemia.
La cuestión que se presenta es ésta: sin oficina o empresa, ¿cómo me visto, cómo construyo una imagen profesional? ¿Cómo verme profesional trabajando desde un entorno descontracturado como lo es mi casa o un bar?
A veces, la ausencia de reglas genera un problema, porque las opciones y posibilidades se amplifican demasiado, lo cual puede ser paralizante.
Desde mi perspectiva, el proceso que ya se venía gestando y ahora se potenció y profundizó puede resumirse en tres ideas: transformación, sostenibilidad y autoexpresión.
Sin duda alguna, todos estos factores (los cambios que venían en proceso y la repentina nueva modalidad de trabajo) hacen que la vestimenta y la gestión de la imagen que, como bien te conté en este artículo, es una parte de nuestra identidad, se vea afectada.
La moda cambia con las crisis
Los historiadores de la moda ya se atreven a comparar el impacto del Covid 19 en la industria de la moda con la pandemia de la gripe en 1918, la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial.
En líneas generales, los historiadores se animan a afirmar que, a partir de ahora:
1. Valoraremos la ropa sencilla y fácil de lavar: El sacarnos la ropa al volver a casa y ponerla directamente a lavar nos empuja a la practicidad que presentan las prendas de fácil lavado y rápido secado.
2. Nos inclinaremos por la segunda mano y la durabilidad: El tiempo en casa nos ha dado la posibilidad de pensar y analizar en profundidad qué es lo que consumimos, cómo y por qué lo hacemos. Es esperable, entonces, que se amplíe la conciencia a la hora de comprar evitando el fast fashion (moda rápida y descartable) y apostando por prendas de mayor calidad o durabilidad y, en muchos casos, por prendas que ya han tenido su primer dueño y ahora van por una segunda vuelta. El mercado de la moda de segunda mano ya venía en crecimiento, pero la pandemia lo hará crecer aún más.
3. Ralentizamos las tendencias de moda: El minimalismo, el vestuario cápsula y la importancia de los clásicos ganaron terreno sobremanera gracias a la necesidad de encontrar prendas que se adapten a las diferentes e inesperadas situaciones que nos trae la vida.
Ahora bien, ¿y el vestuario del mundo profesional?
¿Cómo impactó el coronavirus, el teletrabajo y las reuniones virtuales en la vestimenta para el ámbito laboral?
El código de vestimenta profesional pospandemia
Debido a los cambios sociales y económicos provocados por la situación global, las necesidades y demandas en el mundo de la moda y la imagen se han, consecuentemente, modificado.
Veamos los cambios más consistentes
Prendas esenciales: Uno de los cambios más importantes que podemos apreciar es el aumento de prendas clásicas y esenciales para todo guardarropa y, proporcionalmente, la reducción de piezas cápsula o de diseño. Esto se debe a la tendencia hacia el minimalismo y la durabilidad: una prenda que puede adaptarse y utilizarse en varios contextos y tiene un tiempo de vida útil mucho más prolongado. De la misma manera, el presupuesto más ajustado también conducirá a un mayor interés en estos básicos de buena calidad, atemporales, combinables entre sí y rápidamente personalizables a través de accesorios.
Vestimenta sostenible: En líneas generales se aprecia el aumento de consciencia sobre el cuidado del medio ambiente, y el vestuario profesional no queda excluido. Existe una mayor demanda de ropa más versátil, que se pueda utilizar tanto en un ámbito profesional como personal. El lino, por ejemplo, se está convirtiendo en una gran tendencia en la ropa de trabajo, ya que es ligero, cómodo y agradable para volver a desarrollar actividades en el mundo fuera de casa. Además, es biodegradable y respetuoso con el cuidado del medio ambiente.
Comodidad, ante todo: Después de haber pasado un tiempo considerable con la posibilidad de trabajar en jogging o maxi suéters, la sastrería, los sacos, blazers y camisas serán sutilmente reemplazados. Lo cierto es que para muchos era impensable ejercer su profesión en otra vestimenta que no fuera un traje. Ahora toman partido las prendas con cortes más holgados y relajados, como los pantalones anchos y los monos, piezas que pueden reversionarse ampliamente para crear diversos looks.
Estilo híbrido: La tendencia de vestirse de la cintura para arriba en función de la pantalla y las videollamadas resulta en un estilo híbrido. Basta un movimiento de hombros para pasar del “modo casa” al “modo trabajo”. Y, dado que nuestra presencia se limita desde el busto o los hombros, esta zona del torso y el rostro son, en las reuniones virtuales, la imagen en sí, en su totalidad. En la pantalla, los colores neutros y los que mejoran el estado de ánimo, los detalles de los escotes, hombros y mangas son los encargados de causar una buena impresión, así como los accesorios en el cabello, las joyas y los relojes.
En resumen…
El vestuario profesional pospandemia será versátil
Para proyectarnos como expertos/as en nuestra área, ya no necesitaremos sí o sí de un traje. Quedó demostrado que el conocimiento va más allá de la extrema formalidad en el vestuario.
La funcionalidad dictará el juego. El resguardo de la higiene será lo que se pondere a la hora de elegir texturas, fibras y prendas, por lo que la ropa antimicrobiana y antibacteriana, las telas transpirables lavables a máquina y de secado rápido tendrán preferencia por sobre el resto.
Los presupuestos más ajustados conducirán a un mayor interés en los básicos de buena calidad que permiten combinarse entre sí y formar atuendos versátiles que no dejan de ser elegantes y profesionales.
En conclusión
El vestuario profesional, a partir de este 2020, más allá de que se vuelva o no a la oficina, tendrán un enfoque más minimalista y práctico: prendas sencillas, versátiles, de fácil lavado y combinación. La practicidad será clave para armar los looks de trabajo, porque de ahora en más, la comodidad y la higiene son dos tópicos sumamente presentes en la vida cotidiana de todo trabajador, más allá del ámbito específico en el que se desarrolle.
Si te cuesta pensar tu imagen profesional en este nuevo contexto, este recurso gratuito sobre marca personal te puede interesar.
¡Hasta la próxima!
María