¿Cómo lucir profesional sin perder la cercanía?
Hace ya varias décadas que las mujeres conquistamos el mundo profesional. Ya no es algo extraño encontrar a mujeres con altos cargos jerárquicos o mujeres que eligen llevar adelante su profesión en distintos ámbitos.
Hoy en día, estamos transitando un proceso de cambio profundo respecto a lo que entendemos por imagen profesional. La vestimenta súper formal quedó un poco obsoleta en muchos espacios laborales no corporativos y es aquí dónde aparece un gran desafío a la hora de decidir qué vestir cada día.
Para los hombres parece ser más sencillo. Queramos o no, ya existe un código de vestimenta para aquellos que ocupan altos cargos en empresas.
Si bien las mujeres tenemos mayor libertad para expresar nuestro estilo personal, debemos decirlo, también sufrimos muchas más exigencias con respecto a nuestra imagen y cómo deberíamos vernos. Esto suele generarnos inseguridad a la par de un mayor esfuerzo estratégico en las elecciones vestimentarias.
Uno de los mayores miedos de las mujeres que toman asesorías de imagen profesional conmigo, es lucir “demasiado profesionales” perdiendo de este modo su propio estilo, luciendo distantes y poco accesibles para sus compañeros de trabajo e incluso para sus clientes.
Pensando en esta dificultad que suele ser bastante habitual es que se me ocurrió compartirles en esta nota, algunos consejos para lograr un look profesional pero sin perder la cercanía.
Antes de comenzar a armar nuestros looks para el ámbito profesional es importante que hagamos un ejercicio de introspección y definamos cuál es el mensaje que queremos dar.
Recordá que es inevitable que tu imagen comunique algo. Es por eso que tener bien en claro qué es lo que querés que los demás perciban de vos, va ayudarte a trabajar estratégicamente para conseguirlo.
Algunas preguntas que pueden ayudarte son: ¿Querés dar una imagen de calidez y cercanía? o ¿preferís establecer distancia y seriedad? ¿Querés transmitir una imagen descontracturada o preferís una imagen formal y clásica?
El segundo paso es que puedas armar tu guardarropas con una serie de prendas básicas que te van a ayudar a crear distintos looks sin demasiado esfuerzo.
Se trata de encontrar prendas que combinen lo desestructurado de las remeras de algodón, blusas y tejidos, con prendas estructuradas como los blazers y chaquetas. Este mix te permitirá transmitir seriedad con una pizca de dinamismo; profesionalismo con un toque de cercanía.
Para encontrar este equilibrio entre lo estructurado y lo desestructurado es necesario hacer un análisis profundo e individualizado de cada persona, por eso siempre es aconsejable realizar una consulta con un profesional que pueda guiarnos en este proceso.
Elegir prendas básicas no quiere decir que siempre vamos a tener que vestir prendas negras. Cuando pensamos en un look profesional siempre recurrimos a este color porque es un color que sofistica. Sin embargo, también pone distancia. Para evitar esto podemos reemplazarlo por colores neutros como los azules, claros terrosos o el verde seco.
Hacer un uso excesivo del color negro para actividades diurnas no te ayudará a mostrarte accesible.
Si hablamos de prendas estampadas, siempre es aconsejable trabajar con estampas acuareladas, es decir, suaves y de formas poco definidas, más que geométricas y de líneas muy rectas. ¿Por qué? Por que estas últimas proyectan una imagen fuerte pero mucho más distante.
¿Tenés una colección de accesorios pero sentís que son demasiado para la oficina? ¡Nada de eso! Jugar con los accesorios es clave para lograr looks profesionales que tengan nuestra propia impronta y que den una sensación de cercanía y calidez. Para lograr esto, es importante evitar los tamaños muy grandes y optar por tamaños medianos en colores de nuestra paleta personal.
Tene en cuenta que los collares, aros, cadenas y relojes de metales nobles como oro y plata, e incluso el acero, siempre se verán refinados y acorde a la ocasión.
Es importante que evites exagerar en las cantidades, es decir, ante la duda optá por un solo anillo protagonista en lugar de llenarte la mano luciendo uno en cada dedo.
Por último, como siempre me gusta decirles, la comodidad no se negocia. Lo más importante cuando armamos nuestros looks es sentirnos cómodas con lo que llevamos puesto. Esto es lo que nos va a dar la seguridad necesaria para alcanzar todo lo que nos propongamos en el mundo laboral.
No se trata de elegir los looks pensando en los otros, si no en encontrar nuestra propia forma de comunicar ese mensaje que queremos transmitir.
Espero que estos consejos te resulten útiles y te animes a probar nuevas combinaciones posibles.
Conseguir que tu imagen profesional transmita el mensaje que querés transmitir y que esté en armonía con tu cargo y ambiente de trabajo es un reto enorme.
Si sentís que necesitas ayuda en el proceso, no dudes en consultarme por mis asesorías en imagen profesional.
¡Hasta la próxima!
María