Cómo abordar la asesoría en imagen con una persona que no se siente a gusto con su cuerpo - MARÍA SOTO
Por María Soto
El: 28/05/2021

Cómo abordar la asesoría en imagen con una persona que no se siente a gusto con su cuerpo

Es sabido social y científicamente que una gran cantidad de personas sufre de baja autoestima. Esto se debe, en gran parte, a su composición corporal. Ni hablar si nos limitamos solamente al género femenino, el cual ha sido siempre sometido a exigentes cánones de belleza y estereotipos imposibles de alcanzar. 

En este artículo veremos cómo podemos trabajar con clientes/as que no se sienten a gusto con su cuerpo en pos de reforzar y potenciar su autoestima. 

La relación entre la autoestima y el físico es un hecho

Un estudio realizado por la Universidad de San Luis de Potosí reveló que existe una gran relación entre la autoestima y la percepción corporal de una persona. 

Desde este hecho como punto de partida, es imposible pensar en la asesoría de imagen de forma aislada de la autoestima y la autopercepción que tiene una persona de su cuerpo y apariencia. Si bien es cierto que el trabajo de un/a asesor/a de imagen comienza, en muchos casos, como un proceso estético, en casi todas las ocasiones suele terminar en una transformación interna que necesita ser reflejada en el exterior.

*Si te interesa este tema, podés ir a leer este artículo sobre la Presencia Consciente

La imagen, un motor de la autoestima 

Así, la imagen se convierte en un motor (o depredador) de nuestra autoestima. Este juego de “doble filo” sucede especialmente cuando hablamos del género femenino, que, desde tiempo de antaño, ha estado supeditado a cánones de belleza imposibles de alcanzar y estereotipos inhumanos. 

Dado que la autoestima es el conjunto de sentimientos, sensaciones, emociones, creencias y pensamientos que una persona tiene sobre sí misma, es impensado que una baja autoestima con respecto a nuestra imagen no interfiera en nuestras actividades o retos cotidianos. Una percepción negativa sobre nuestra imagen es, sin duda, una limitación para enfrentar nuestro día a día. 

Al comenzar un proceso de asesoría en imagen con una persona a la cual ya percibes con baja autoestima, te recomiendo que intentes identificar qué aspecto de su relación con la imagen utiliza para contrarrestar ese malestar.

Por ejemplo, hay muchas mujeres que, debido a su poder adquisitivo o contexto social, esconden su baja autoestima en la adquisición de bienes materiales, es decir, en el consumo de prendas y accesorios por doquier. En este caso, el foco estaría en concientizar a la clienta acerca de esto y ayudarla a aumentar su autoestima para que la indumentaria y complementos sean un modo de expresión estética y no un medio de evasión. 

Asimismo, muchas personas refuerzan su autoestima a través de la compra de productos que les otorguen seguridad y confianza; esto sucede con los productos de marcas de lujo o exclusivas, por ejemplo.

Cómo asesorar a una persona con baja autoestima

1. Indagación

En un primer acercamiento, será muy útil para el proceso que intentes indagar, con mucho respeto y sensibilidad, qué es lo que no le gusta o le incomoda de su cuerpo y por qué. ¿Es algo que socialmente se considera feo? ¿Alguien le ha hecho algún comentario al respecto? ¿No sabe cómo vestir esa parte de su cuerpo? Entender sus razones es fundamental para encontrar y compartir alternativas.

2. Escuchar sin juicios

Es importante que la persona se sienta en confianza como para expresarse libremente. Por eso, asegurate de evitar frases autoritarias, cargadas de juicios propios o que hagan parecer que querés imponer algo. Desde la empatía, escuchar con atención y no menospreciar lo que nos plantea la persona es el primer gran paso para conseguir resultados positivos.

3. Perspectiva

Darle una mirada externa, más amorosa y objetiva, sobre eso que no le gusta. En muchos procesos de asesoría me he encontrado resaltando puntos de la silueta de mi clienta que ella no había podido apreciar de esa manera antes, y la sorpresa ha sido súper positiva. Esos puntos, si está conforme con esta nueva perspectiva, son un buen comienzo para reconstruir una (auto)imagen más saludable y acorde a su esencia.

4. Foco a destacar

Enseñarle maneras fáciles de focalizar, tanto su propia perspectiva como la mirada externa, en lo que sí le gusta de su cuerpo o apariencia, incluso si solamente es un aspecto. Por ejemplo, si destaca que le gustan sus ojos claros, podemos proponerle trabajar con prendas superiores de colores que los resalten, recurrir al maquillaje para destacarlos y volverlos protagonistas.

5. La personalidad es lo que importa

Hacer hincapié en que el vestuario y la construcción de su imagen es una herramienta para destacar rasgos de personalidad, el estado anímico y el mensaje que se quiere transmitir en la vida en general y en determinado momento (por ejemplo, el dictado de una capacitación). Así, dejamos de pensar en el vestuario como forma de resaltar solo atributos físicos.

6. Jugar con la imagen

El trabajo será, en gran parte, de la persona asesorada. Es un proceso de reconciliación con su imagen y su cuerpo. Una buena forma de incentivarla es desde el lado lúdico, invitándole a conectar con sus gustos y trabajar en su imagen. Por ejemplo, proponiendo que, un día que se levante “bajón” o con bajo estado de ánimo, busque vestirse y arreglarse para contrarrestarlo, que elija las prendas que mejor la hacen sentir y que las utilice y disfrute, incluso si es para estar todo el día teletrabajando, porque ante todo, nos vestimos para nosotras mismas.

7. Practicar la aceptación

Podemos ayudar a la clienta a practicar la aceptación de su cuerpo tal y como es poniendo el foco en que es un medio para vivir y disfrutar de esta vida; pero también podemos educarla enseñándole que, muy probablemente, parte de su disgusto consigo sea porque no ha sabido, hasta ahora, elegir qué tipo de prendas le favorecen más (desde su perspectiva) y cuáles elegir para sentirse mejor. Así, el foco está en el acceso a la información y los recursos disponibles, y ahora que los tiene, podrá crear una imagen con la cual se sienta más a gusto y más confiada para salir al mundo. 

En conclusión

Por mucho tiempo se ha creído que la asesoría en imagen es una profesión superficial. Muy por el contrario, la apariencia es solo la punta del iceberg de un proceso de autoconocimiento, y muchas veces de reconciliación íntima y personal, que es bien profundo.

Si querés aprender a trabajar la imagen desde un lugar amable y consciente, te invito a conocer más sobre la Formación online en Imagen de mi Escuela Boutique de Imagen, cuya próxima edición comienza en agosto de 2021.

¡Hasta la próxima!

María