Cómo crear un guardarropa para vestirnos ágilmente
Mandamientos hay para todo, ¡y también en los guardarropas!
Si lo que querés es crear un guardarropa que te permita vestirte bien pero rápido y de manera simple, lo que necesitás, ¡antes que nada! es saber que NO tenés que hacer.
En este artículo te comparto 4 mandamientos acerca de lo prohibido en el mundo de la imagen… si queremos un guardarropa funcional.
De hábitos con la imagen se trata
Todos queremos, en un mundo ideal, un guardarropa que, al abrirlo, ¡nos vista solas! Pero eso, como ya sabés, no es posible ni real.
Sin embargo, hay ciertos hábitos que sí podés cultivar que harán que, poco a poco, tu guardarropa sea cada vez más funcional y práctico, para que vestirte no sea:
- Una pérdida de tiempo
- Un estrés constante
Agilizar el momento del “¿Qué me pongo?” es posible. Y hasta sencillo, si sabés qué NO hacer para terminar, sin darte cuenta, consiguiendo el resultado contrario.
3+1 acciones a evitar para tener un guardarropa ágil y funcional
NO guardar lo que no te gusta como te queda
Ya conseguí que me odiaras, ¿no? Todas tenemos siempre la falsa esperanza de que algo que no nos convence como nos queda, porque lo compramos apuradas o porque fue un regalo… Milagrosamente cambie su forma y nos quede genial. Pero la realidad es: si una prenda no te convence hoy, tampoco lo hará mañana.
Dejá ir todas esas prendas que lo único que hacen es ocupar lugar “por si algún día”… ¡Sabés bien que ese día nunca llega!
NO retengas una prenda que no te entra
Este es un clásico: guardamos durante AÑOS prendas que no nos van porque aumentamos de peso o porque simplemente cambió nuestra contextura corporal… “Por si algún día” nos vuelve a entrar.
Lamento decirte que, lo más probable, es que no vuelvas a tener el cuerpo que tenías a los 20, por una cuestión natural de la evolución de la figura a lo largo de la vida. Dejar esa prenda ahí no hará que te mentalices para bajar de peso o ir al gimnasio (esas acciones necesitan de una motivación más fuerte e interna). Muchas veces, y según me han explicado psicólogas expertas, se vuelven recordatorios de una exigencia social o autoimpuesta de “entrar” a como de lugar en ciertos talles que son irreales. Recordemos que un número no nos define. Somos mucho más que un talle de jean.
Luego, es muy factible que, si te entrase, ¡no te gustaría cómo te queda! porque no solo cambia tu cuerpo, también la percepción que tenés de él y tu estilo personal.
Yo pregunto… ¿Quién no tiene a una madre/tía/abuela que guarda prendas de hace ¡¡añares!! solo por si acaso?
Eso… de funcional, ¡no tiene nada!
NO compres una prenda para una sola ocasión
Levante la mano quién se mandó esta más de una vez… ¡Porque sé que muchas!
Es muy fácil caer en la idea de que “seguro encuentro cuándo volver a usarlo”… Pero dada la experiencia, me atrevo a decir que eso no sucede en el 98% de los casos.
Muchas veces compramos una prenda para eventos “especiales” como un casamiento, recibir el año nuevo, fiestas importantes… Y no te digo que no te compres nada, sino que cada prenda que entre a tu guardarropa tenga más de una función, más de una “posibilidad de uso”.
Para estas ocasiones, te recomiendo que, si querés o tenés que comprar una prenda, pienses en las formas en que podés usarla en actividades o situaciones de tu vida cotidiana. Así, tal vez, te das cuenta de que no es necesario comprarte un vestido de ultra gala, porque con unos accesorios subís la formalidad del clásico vestido negro y ¡ya estás hecha!
Y, como siempre te recomiendo, en lugar de comprar algo específico para ciertos eventos, buscá adquirir o reinventar piezas elegantes pero que no pierdan el factor importante: la versatilidad.
NO compres solo porque “está de oferta”
Qué fácil es rendirse a las ofertas y rebajas, ¿no? Solemos volvernos débiles y nos dejamos conquistar por un gran descuento y por la sensación de urgencia y escasez que generan las marcas a través de un marketing de lo más inteligente y persuasivo.
Y sí, una forma de ahorrar en el guardarropa es comprar en rebajas, ¡pero no por el mero hecho de comprar!
Cada vez que estés frente a una prenda rebajada, pensá cómo puede complementar tus otras prendas, cuántos atuendos podés armar con ella, si ya tenés una parecida y deberías renovarla.
El capricho de comprar por comprar está bien en la adolescencia, pero si lo que hoy necesitás es un guardarropa que pueda responder de forma práctica, rápida y duradera a tus eventos y actividades diarias, rellenar por rellenar no es una buena opción, sino una pérdida de dinero que te costó tiempo de vida ganar.
Además, tené en cuenta que, si comprás en rebajas creyendo que estás ahorrando dinero pero después esa prenda va al fondo del armario, ¡en realidad estás perdiendo!
Último consejo: prenda que entra, prenda que sale
La versatilidad, funcionalidad y practicidad de un guardarropa dependen, en gran parte, de la cantidad de prendas que lo componen. Si tenés muuuuchas prendas, es probable que sea incluso más difícil armar atuendos, porque la instancia de decidir entre 10 remeras negras ¡puede ser eterna!
Si, en cambio, tenés un buen fondo de armario con prendas y accesorios complementarios contados, te resultará más fácil.
Por eso, cada vez que compres una prenda, eliminá otra del mismo estilo: si comprás una camisa blanca, fuera la camisa blanca; si comprás un par de botas, afuera el par de 2018… A menos que estés comprando básicos de armario que te faltan.
¿Lista para mejorar tu guardarropa?
Aplicá estos consejos, que no te van a cambiar la vida, pero sí la practicidad de tu guardarropa, y eso va a impactar directamente en hacer más ágil el proceso a la hora de elegir atuendos.
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¡Hasta la próxima!
María Soto